Un año de experiencia y veintinueve de hacer lo mismo

He empezado por el final, destripando el chiste, pero bueno, lo cierto es que no tenía mucha gracia.

Oí esta historia a Tom Peters en ExpoManagement 2004. Decía que en una empresa, se estaba tomando una copa para despedir a un compañero que se jubilaba. Todos estaban en el evento, excepto uno que continuaba trabajando en su sitio. Un compañero se acercó a este último y le dijo, ¿no vienes a despedir a fulanito? Se van treinta años de experiencia en la empresa, a lo que el otro respondió, te equivocas, se va un año de experiencia y veintinueve de hacer lo mismo.

He de reconocer que, este tipo de gente, que pasa todos los cambios sin que el cambio pase por ellos (el juego de palabras no es mío, lo leí en HBR, pero no recuerdo su autor), al final tiene su misión en la empresa, sin quererlo, son lo que dan cierta continuidad en la empresa y son la memoria viva del departamento en el que trabajan. Ahora esto es una cosa, y otra es el entorpecimiento de iniciativas, el individualismo, y la búsqueda como objetivo de hacerse imprecindibles para alcanzar su meta única: la jubilación.

Son supervivientes natos, que saben como moverse y tener toda la situación bajo control, sin, por supuesto, acercarse nunca a límites que puedan ser peligrosos. Hay dos tipos, los negativos, muy dados al: yo ya dije…, yo ya lo advertí…, ya sabía yo…, Uyy, si yo te contara. Y todo lo contrario, los positivos, los que se erigen en los primeros defensores de la misión de la empresa adoptando, por supuesto todo el palabrerío que les haga lo mas «buzzword compliant»  que sea posible.

Aún con el salario correspondiente a treinta años de trabajo, han de medirse, muy bien las responsabilidades que se les dan, al fin y al cabo solo tienen un año de experiencia, y eso…, eso es muy poco.

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